Todo comenzó...
Raining Men
Todo comenzó un domingo por la tarde, uno de estos domingos de Enero en los que el frío predomina en el ambiente y sobre cada superficie se deposita con cuidado una suave capa de hielo. Hacía poco que le mundo entero se conmocionó con unos hechos sucedidos hacía relativamente poco tiempo en Haití, y por todas partes podían verse numerosas iniciativas con el fin de recaudar fondos para la causa.
Una de estas iniciativas era la que tendría lugar en apenas unos minutos mientras me dirigía con paso decidido a la casa de la cultura de Tres Cantos; cualquiera podría actuar haciendo aquello que se le diese bien, y los chicos del grupo tenían un pequeño número de acrobacias. Yo no pensaba que pudiera hacer algo relevante (teniendo en cuenta mi nula capacidad para realizar giros en el aire que no terminen en una aparatosa caída), pero aun así quería ir a apoyar por lo menos; somos un equipo se supone, y debíamos apoyarnos aunque no me viera capaz de hacer nada en aquella gala benéfica.
Pronto descubriría lo equivocado que estaba, como siempre.
El número de "Hikaru Team" era de los últimos, así que decidimos esperar pacientemente en una antesala que hacía las veces de camerino por donde pasaba toda la gente ajetreada y estresada por el desarrollo de la gala. Era un lugar caótico, pero aun así bastante tranquilo. Yo no tenía por qué estar nervioso, sería el apoyo entre bastidores. Limpio y sencillo. Simplemente perfecto.
Pero algo alteró mis planes de manera irrevocable.
A la sala entró una chica a toda velocidad, jadeando, con una falda corta y un sostén como única vestimenta, dirigiéndose hacia nosotros con un extraño brillo en la mirada; mejor dicho, un brillo que escondía algo peligroso. Antes de darnos tiempo a reaccionar o preguntar nada, soltó LA frase:
- Necesito hombres semidesnudos que me deseen
Tras un breve silencio por el impacto de sus palabras, lo más complejo que pudimos articular fué un "¿qué?", por lo que la misteriosa mujer matizó:
-Si, si!. Necesito hombres que bailen a mi alrededor y que me deseen. Canto it´s raining men y voy a ser una puta, y necesito a bailarines que sean aún más putas que yo.
Aún no entiendo que sucedió. Quizás fué lo directo de sus palabras, o el ambiente de aquel camerino en un día de gala, o el polvo de maquillaje y talco del ambiente, o que,por la humedad, se hubieran formado en la pared alguna clase de hongos cuyas esporas fueran capaces de producir una degeneración neuronal y alterar el juicio de las personas, pero el caso es que mi respuesta inmediata fué:
-Bueno, si hay que desearte se te desea, venga.
Malditas palabras, ambientes, polvos u hongos.
Su función venía en menos de treinta minutos y tendríamos que preparar una coreografía improvisada.¿Saldríamos a aquel escenario para hacer algo preparado apenas media hora antes? ¿con la de horas de ensayo que había dedicado cada una de las personas que participaba en esa gala?; por si fuera poco, no parecía que nos pusiéramos de acuerdo en qué hacer en cada momento o cómo hacerlo. Esto no podía salir bien, y lo peor de todo es que no caí en ello hasta que estaba a los lados del telón, viendo como la actuación que iba delante de la nuestra se acercaba con paso inexorable a su inevitable final. Ojalá aquel grupo tocara de manera indefinida, no podía acabar, no TENÍA que acabar. Pero por supuesto lo hizo, y en ese momento Sofi (la misteriosa mujer que deseaba que la desearan) salió al escenario (ya con ropa) y comenzó la canción. Aún quedaba tiempo para mentalizarse, hasta la segunda repetición del estribillo no teníamos que salir... aún quedaba algo de tiempo.
Fue mi último pensamiento antes de que me empujaran al escenario por sorpresa.
No, ese no era nuestro momento...eso no era lo acordado...eso no era...
Focos. Muchos colores. Gritos. Flashes.
Estábamos allí, y a nuestros pies se extendía todo el auditorio.
Todo había comenzado, y antes de lo que habíamos preparado.
Al principio nos movimos un poco, botamos, saltamos, pero al momento nos quedamos quietos; ¡¿Qué demonios hacemos?!. La canción sigue adelante, pero no tenemos nada preparado... Esperamos al siguiente estribillo parados fingiendo posar de manera bastante ridícula, hasta que por fin llegó el estribillo. En ese momento recordé una parte de la coreografía en plan flashback
"recordad, cuando cante esto os tiráis al suelo y hacéis flexiones"
Magnífico, sólo había un problema... acababa de cantarla y ahí nadie se iba al suelo. Lo lógico habría sido obviar esa parte...pero no estábamos para pensar en aquel momento, así que me tiré al suelo pensando que ya me seguirían. Flexión,flexión , flexión, venga... después de esa parte todo fue todo lo bien que cabría esperar, más o menos conocíamos el resto, así que pudimos salir del escenario con una relativa dignidad (si nos quedaba aún algo de ella).
De nuevo entre bastidores el corazón me empezó a latir como si hubiera estado parado todo ese tiempo. Habíamos sobrevivido a eso, y ya todo había terminado; sólo quedaba que Sofi terminara el final de la canción y podríamos comentarlo como una alegre anécdota pasada. Pero para mi todo había pasado ya.
Como siempre...error.
una mano me aferró el antebrazo, y un hombre que no conocía de nada mirándome fijamente dijo "venga, salid otra vez".
Alcancé a balbucear cosas como "pe..pero...ya no salimos más, no hemos preparado nada, esque..."; pero sin ninguna compasión el hombre nos empujó al escenario con una frase de apoyo: "¡Venga, que el público os adora!".
Analizando la situación había bastantes problemas. Resumiéndolos quedaría que estábamos de nuevo allí enfrente del auditorio, que no teníamos nada preparado y que como nos habían empujado de improvisto, sólo habíamos salido tres de un lado. Había que pensar en algo y rápido... cuál era el objetivo?desearla? Pues eso tenía que hacer, desearla como fuera y ser una puta. Sería una puta costara lo que costara, esa era mi determinación. Así empecé a moverme detrás suya, pero enseguida vi otro problema: mis otros dos compañeros no sabían que hacer, así que me imitaron pegándose demasiado a mi. Yo traté de explicarles con sutiles gestos "tu a este lado, tu a este, yo al centro...y hacemos así". Mi sutilidad consistió en meter dos empujones y empezar a moverme tras Sofi; sutil y elegante, ese es mi estilo. Tras ese acto de sofisticación cortesía de la casa salieron los demás del otro lado y pudimos terminar (rodeándola y mirándola de forma que más bien parecíamos caníbales a punto de cenar) aquel número que sería recordado para siempre, al menos por aquellos que lo vivimos de manera totalmente improvisada. Y aunque siempre que lo recuerdo me pregunto si aquello fué correcto, una misteriosa voz en mi cabeza contesta
"eh, pero, ¿y lo que moló que?"
y la verdad... aún no he podido contradecir a esa misteriosa voz.
Esto sería un Efecto imán normal (Si esque se puede considerar normal alguno de los "efectos imán" que me han pasado, vaya) si no fuera por un pequeño factor sin importancia. Rememoremos.
Gala benéfica.
Escenario.
Público.
Cámaras.
Videocámaras.
Exacto; espero que lo disfrutéis con prudencia, puede herir algunas sensibilidades (especialmente la mía U_U)
Pues nada, esto es lo que hay para esta semana ( seguro que algunos pensasteis que ya había vuelto a abandonar el blog, ehhh? ¬¬)
Espero que ahora, si alguna vez una extraña mujer os pide que la deseéis lo hagáis, porque es una experiencia si no única en la vida... por lo menos bastante graciosa! ;3
PD: cambio el color del texto, que me han dicho que jode leerlo (si os cuesta o hay problemas de esos comentarlos, por dios U_U)
