martes, 23 de agosto de 2011

Quiero

Por un momento quiero alejarme de mi vida actual. Hacer una pausa para reflexionar, analizar mis motivaciones y expectativas. Por un momento no quiero saber nada de Tres Cantos, nada de Azca, nada de Parkour, nada de Medicina. Y entonces, ¿Qué quiero?

Quiero correr, correr sin más, disfrutando cada nueva pisada, contemplando el cambio gradual del paisaje, centrándome en la respiración. Que durante un tiempo sólo exista inspiración, espiración, inspiración, espiración… una realidad tan simple pero llena de matices.

Quiero subir a un escenario y soltar todo lo que llevo dentro. Cantar con el alma, sin que importen detalles insulsos como que suene mal o bien, simplemente liberarlo todo, con calma al principio y con rabia apasionada al final, hasta que la garganta sangre y esa sangre desborde el escenario y llegue al público. Y seguir ese ritual tan íntimo y a la vez tan público, acompañado quizás por una guitarra o un violín o quizás un piano, tocados por personas que, movidas por el mismo instinto que yo, quieran unir la sangre que derramen sus manos a la mía, creando una conexión que vaya más allá de las palabras, los hechos o las imágenes.

Quiero ver magia, luz y color fundiéndose en un arriesgado baile, tratando de dominarse mientras institntivamente se complementan. Formas luminosas en movimiento en mitad de la noche. Quizás arte. Quiero ver esas cosas que liberan mi mente de toda preocupación, y que reclaman para sí toda mi esencia durante un breve pero inigualable instante.

Quiero escuchar música; pero no oírla, sino escucharla. Quiero notar cada acorde robándome a bocados trozos de mi corazón, quiero vivir cada palabra de la letra. Quiero escuchar los graves retumbándome por todo el cuerpo, resonando en mi interior, de la cabeza a los pies con pasaje de vuelta. Entrar en ese estado al que sólo pueden llegar los incautos que abren su ser a la música y quedan por breves instantes sometidos a ella.

Quiero bailar. Como si supiese, como si pudiese vivirlo. Como si pudiese expresarlo. Como si fuera algo tan natural y espontáneo.

Quiero escuchar nuevas historias. Nuevos personajes en mundos deliciosamente ficticios o duramente reales, que se desenvuelven a lo largo de su vida con un encanto personal que logre despertar irracionalmente nuestros sentimientos, ya sea en una respuesta de afecto o de odio. Quiero que se me brinde ese extraño don de vivir millones de vidas alternativas, cada una única e irrepetible.

Quiero contemplar la luna presidiendo el firmamento durante toda la noche. Pero no una luna cualquiera. Quiero contemplar la luna más grande que jamás haya visto, que sea capaz de competir con el sol con el poder de su brillo mortecino, iluminando todo pero con suavidad, con cariño, sin quemar; dando un nuevo aspecto a todo lo que ya creía conocer.

Quiero bucear. Quiero conocer ese misterioso mundo que yace bajo el agua, tan cerca y a la vez tan lejos; disfrutar de sus misterios, regodearme en el miedo irracional que produce algo tan distinto, desconocido y, por ende, hermoso.

Quiero poder pasear por la calle sin más, rodeado de perfectos desconocidos, destacando entre la masa informe con mi mejor sonrisa. Y poder alimentarme de las sonrisas que pueda alentar en esa gente distante; esas sonrisas puras, desprovistas de cualquier tipo de expectativa, de anhelo, de deseo o de interés.

Quiero viajar. Conocer en cada momento lugares personas y culturas imposibles. No cesar de alimentar nunca esa necesidad de ver algo nuevo en el mundo y poder vivirlo en mis propias carnes.

Quiero aprender. Aprender todo lo que pueda, de todas las disciplinas que pueda. Sin que importe realmente qué en concreto. Aprender, sin barreras ni prejuicios, aumentar mis capacidades, aplicar dedicación y poder seguir creciendo como persona. Notar cómo voy logrando poco a poco el control de cada fibra muscular y cada recoveco de mi cerebro.

Quiero innumerables cosas, y a la vez no estoy seguro de quererlas. Quizás por eso no llego a pelear hasta la muerte por ellas, quizás porque tenga más impedimentos. Quizás porque, de todas las cosas, hay algo que tengo más claro que ninguna que quiero, que no se pelea con todas las demás sino que sería el complemento perfecto para todas.

Y quiero a ese imbécil.

Así que seguiré viviendo mi vida tratando de tachar las cosas de la lista que pueda realizar (si es que realmente deseo tacharlas, en lugar de vivirlas una y mil veces), aunque siempre tendré un ojo puesto en uno de los puntos.

Quiero disfrutar la vida, aprovecharla al máximo, poder reir, poder afirmar que he sido feliz y que en todo momento traté de aprovechar las millones de posibilidades que tuve siempre delante de mi.

Y quizás merezca la pena esperar otro año si en esa espera consigo ser feliz, a mi manera, como no podría ser de otra forma.

Cada uno sabrá qué proyectos tiene, qué está dispuesto a sacrificar y qué no. Luchad al máximo por lo que creáis conveniente; no importa lo demás si en tu interior lo tienes totalmente claro. Pero no olvidéis nunca de que las batallas no son siempre como nos las ha vendido Hollywood, sangrientas escaramuzas, disparos, explosiones, fuego y confusión. Un círculo vicioso de muerte y dolor.

Hay batallas divertidas, donde cada acierto es una satisfacción y cada fallo una lección que puedes asimilar con una sonrisa. Batallas que, realmente, podrían ser llamadas con más acierto “juegos”. Batallas en las que puedas disfrutar en su transcurso, aunque siempre sea mejor la victoria.

Si tenéis esto en mente, quizás la carga sea más liviana, agradable incluso.

Y quizás así, antes de daros cuenta la guerra ha terminado, y vuestra victoria no estaba en ningún momento al final de la batalla, sino cuando cambiasteis.

Y, quizás así, merezca la pena todo al fin y al cabo.

Suerte y ánimo, nadie dijo que fuera fácil, pero tampoco dijo nadie que “difícil” fuera equivalente a “malo”.

4 comentarios:

Mordams dijo...

Te iba a decir un: "Si quieres hacer todas estas cosas, no esperes más y empieza a rellenar tu lista de ticks como que las has hecho"...
Pero no sé.. tampoco hay que tener tanta prisa por completar todos esos "quiero". Simplemente hay que dejar que el día pase... y aparecerán oportunidades perfectas para hacerlo todo :)
Al final nuestras vidas son mejores que las que Hollywood crea. Son nuestras, y eso no nos lo quita nadie. Cada persona completa sus objetivos y llegan a ser felices de formas diferentes. Pero poco a poco :D
...

Miss K dijo...

http://insaneswritening.blogspot.com/2011/08/diario-de-un-esquizofrenico.html te dije que lo tenía en mente. Finalmente, lo pasé al teclado.

Sdk0 dijo...

Quiero, quiero, quiero...

Yo también.

He llenado páginas.

A veces, parece que te quiero a ti.

Sonia dijo...

Me has dejado sin palabras. U_U