domingo, 29 de abril de 2012

Historia

Te voy a contar una historia. Él la ha escuchado ya mil veces, dice que le convendría más grabarla y ponérsela a todos a los que se la cuento, así que se va. Pero es lo mismo, te la voy a contar. Es la historia de lo que ya sabes. La historia de cómo los que una vez te amaron te han relegado al olvido. La historia que te recuerda que no has conocido la verdadera amistad. La historia que clama que no perteneces a este lugar, que te grita a la cara "Extranjero" sin ninguna concesión. La historia que te llena de rabia, frustración y odio, y que te nubla esta noche la cabeza, como tantas otras antes, mezclando lágrimas, soledad y una furia desmedida. Una historia contada con un año de retraso, y para la que creías que tenías una armadura infalible; pero no. La historia que te recuerda que necesitas un nuevo mundo al que huir desesperadamente, pero que ya no te quedan ideas ni ganas. Y lo más gracioso es que no pasa de ser una mera anécdota que contar tras la función y antes de la celebración, pero para ti es una historia que te retumba en el alma, y que, a la larga, está matando una parte muy importante de ti.

sábado, 7 de abril de 2012

Errores

Mi primer error me llevó al Parkour. Me enseñó lo que puede joder la impotencia, a ser paciente, a tratar de ser autosuficiente, a pasar de lo que piensen los demás, a poner a las otras personas antes que a mi mismo. Aprendí lo que era el esfuerzo, y lo que eran las recompensas (o consecuencias de ello), y que no todo se puede conseguir en la vida, por mucho que trabajes por ello. Empecé a llevar entrenamientos, y me abrió la puerta a todo un mundo.

Mi segundo error me llevó a desear ser mejor persona. Ser consistente. Cuestionar mis valores y analizarme una y otra vez. Empecé a escalar, empecé a tocar el piano, aprendí a hacer los malabares más básicos, un par de saltos mortales, avivó la llama de mis motivaciones. Empecé a mirar el buzón diariamente. Canté en un escenario. Monté carpas, escenarios, proyectos. Conseguí un trabajo. Saboreé por un momento el conseguir aquello que deseabas desde hace tiempo, aunque fuese un instante. Empecé a tomar plena conciencia de mi cuerpo; calentar, estirar, fortalecer, entrenar. Entré en taekwondo. Aprendí a reconocer las estrellas más básicas, cuando la luz no las tapa. Y a soportar la tenaza de nostalgia que siento cada vez que vuelvo a verlas. Jugué al volleyball. Participé con la cruz roja. Me hice donante de sangre, pese a mi fobia a las agujas. Aprendí a aceptarme, y a no avergonzarme de nada. Aprendí lo increíble que puedo ser, y lo que valgo. Y también aprendí lo horrible que puedo ser también.

Sinceramente, tengo curiosidad por saber que me deparará un posible tercer error. Casi diría que me apetece cometerlo ya.
Aunque por supuesto, sería mejor si no fuera un error, sino el primer acierto.